martes, 8 de marzo de 2011

El hecho religioso

Realmente nos atrae lo desocnocido. Nos gusta muichas veces delirar y pensar en lo único que no podemos ver día a día, y hacer de ello nuestra rutina, nuestra religión. Le ponemos adjetivos a algo indescriptible porque nos aterra pensar que hay algo por encima nuestra. Juez de nuestros acto y padre de las consecuencias, una figura paternal peculiar que pocas veces busca el castigo cuando has roto un jarrón. Pero no es persona ni cosa, es algo que solo podemos adorar y que aún así, nos quedamos cortos. Nos provoca casi un estatus personal diferente, una actitud única al pensar en él, o eso casi podemos apreciar. Según lo que hemos visto, creamos teniendo a Dios como núcleo reproductor. Mitos para explicar cosas inexplicables; oraciones, acciones de gracias y perdón que, a veces, no tenemos ni que hablar para hacerlas; hacemos fiestas para lograr representar eso en lo que creeemos; y una moral que seguir para ser fiel a Él, acoplarlo a nuestro día a día. Pensar que Dios está entre nosotros no está mal, motiva saber que alguien nos sigue y vela por nosotros, pero por otro lado una entidad dudo que se preste a seguirnos... es complicado. Como entender un significado sin significante. El midrash es una "enfermedad" producida por tal despropósito. Nunca comprenderemos de que se compone el mundo, pero si lo entendiéramos, podríamos decir que Dios es el hidrógeno del cual gira todo, o así loo hemos querido.

Fer y Néstor

No hay comentarios:

Publicar un comentario