Las razones puede ser varias: malas experiencias personales, no aceptación de las personas que le rodean o, simplemente, que piensan que no tienen nada más que aportar al mundo. El mundo de las drogas, el alcoholismo... son respuestas negativas a la pregunta de sentido y que atrapan a miles de jovenes cada año. Eso también se llama sinsentido.
La sociedad no les tiende la mano como debería ser. Nos escondemos de una realidad que existe y a la que, a lo mejor, podemos aportar algo para cambiarla. Apoyar a un drogadicto para que vaya a un centro, estar al lado de la persona que sufre, no juzgar ni etiquetar a los que nos rodean son pequeñas acciones con las que podemos acercar a estas personas a la verdadera respuesta de sentido. Pero esto es una acción de todos, y todos debemos hacerla.
Fer y Néstor
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